La importancia de los desarrollos inmobiliarios

Comprar un departamento en la Ciudad de México es una tarea difícil que requiere del conocimiento de diversos temas, uno de los cuales son los desarrollos inmobiliarios, noción que abordaremos en este artículo.

Una desarrolladora inmobiliaria puede referirse a algo más que edificios y construcciones, a pesar de la impresión de que sólo tiene que ver con esas cosas. Por ejemplo, también puede incluir otros ámbitos como la construcción de carreteras. Sin embargo, en este artículo hablaremos de su relación con la vivienda.

Para adquirir el departamento que mejor se adapte a sus necesidades, que satisfaga sus preferencias y que se considere una inversión inteligente, es beneficioso que los compradores de departamentos conozcan los fundamentos de las promociones inmobiliarias.  

Promociones inmobiliarias: ¿qué son?

Cuando hablamos de promociones inmobiliarias, nos referimos a todas las tareas de gestión y coordinación que se llevan a cabo para crear un espacio que pueda ser utilizado por otras personas con fines residenciales o comerciales.

Una promoción inmobiliaria conlleva una serie de tareas, algunas de las cuales están relacionadas con la adquisición de terrenos, la construcción de edificios y el mantenimiento posterior a la finalización para garantizar que los edificios permanezcan en buen estado.

Otra cosa a tener en cuenta es que el término «promoción inmobiliaria» en inglés se refiere al acto de invertir en una casa, departamento u oficina y también puede traducirse como «promotor inmobiliario».

Uno de los principales actores en esta cuestión -las personas que en última instancia utilizarían un edificio- se menciona en la noción que tienen sobre las urbanizaciones. Un ejemplo de ello serían los residentes de un complejo de departamentos.

Como ellos vivirán en estos inmuebles, las empresas que se dedican a este rubro hacen todas las gestiones que esta industria requiere para que las personas que adquieren un departamento sean los principales beneficiados.

¿Qué distingue a un promotor de una empresa inmobiliaria?

Una empresa inmobiliaria y un promotor se diferencian principalmente en que la primera sirve de intermediario entre compradores y vendedores de propiedades ya existentes. Mientras que la planificación, financiación, gestión y adquisición de terrenos son las principales responsabilidades del promotor.

Se pueden hacer otras distinciones entre estos tipos de empresas y, como empresa promotora inmobiliaria, nos extenderemos sobre ellas.

1. Sus principales actividades

Las promotoras supervisan las inversiones y operaciones relacionadas con la adquisición de terrenos, así como los costos de construcción, mantenimiento de infraestructuras, publicidad y gestión del desarrollo de proyectos.

Las inmobiliarias, por su parte, se concentran más en las actividades de marketing, venta y difusión, ya que su objetivo es conseguir el alquiler o la venta de inmuebles mediante la promoción de los ya existentes.

2. ¿Cómo generan ingresos?

La venta y el alquiler de inmuebles proporcionan ingresos a los promotores.

Sin embargo, las comisiones de las operaciones inmobiliarias que ayudan a ejecutar son la forma en que los promotores inmobiliarios ganan dinero. Estas comisiones se perciben una vez que la transacción se cierra con éxito y se calculan como un porcentaje del precio de venta o alquiler de un inmueble.

3. La fase en la que se concentran

Todas las fases del desarrollo de proyectos inmobiliarios interesan a los promotores. Desde la fase de diseño hasta la administración del bien terminado.

Esto abarca aspectos como la planificación exhaustiva, la creación arquitectónica, la obtención de licencias y permisos, la construcción de las viviendas y la publicidad y venta de los pisos.

Una sociedad inmobiliaria, sin embargo, es ajena a estas responsabilidades. Su objetivo principal es servir de intermediario para las personas que desean comprar, vender o alquilar inmuebles existentes.

En otras palabras, se concentran más en la fase de comercialización.

También se concentran en tareas adicionales, como la negociación de contratos, la programación de inspecciones, la facilitación de transacciones y el asesoramiento sobre el mercado inmobiliario.

4. El modo en que supervisan las propiedades

La administración de los alquileres, el mantenimiento de los espacios compartidos, la atención al cliente y otras facetas operativas pueden ser competencia de los promotores.

Estas organizaciones suelen considerar el control de las propiedades de sus proyectos como un objetivo a largo plazo.

Esta es una distinción adicional entre las empresas inmobiliarias y los administradores de fincas a corto plazo, ya que los propietarios suelen quedar a cargo de la gestión de la propiedad tras el cierre de una venta o alquiler.

5. La clientela a la que atienden

En lugar de centrarse en una única especialización, las inmobiliarias suelen prestar servicio a múltiples mercados. Como resultado, ofrecen una amplia selección de viviendas para diversos vendedores y compradores.

Por otro lado, los promotores pueden decidir centrarse en proyectos de lujo, desarrollos sostenibles o viviendas para mayores, entre otros nichos de mercado.

Esto les permite concentrarse en el desarrollo de edificios que se adapten a un determinado mercado o que atiendan a las demandas únicas de un grupo demográfico específico.